El sol apenas se asomaba sobre los techos de zinc y los primeros vecinos barrían el frente de sus casas en
la invasión Santa Elena del municipio de Caucasia, Antioquia, cuando de repente un silencio extraño empezó a sentirse frente a la vivienda de Luisa Fernanda Madrigal Argumedo, una mujer querida, creyente y madre de dos hijos.
Una vecina, preocupada porque Luisa no respondía a los llamados, decidió asomarse por la ventana. Lo que vio la dejó helada: el cuerpo de Luisa, envuelto en una sábana y cubierto de sangre. El grito que pegó fue tan fuerte que todo el barrio corrió.
“Yo no podía creerlo. Ella era muy buena persona, siempre hablaba de Dios, de sus hijos… y mire cómo terminó”, contó una habitante del sector, todavía temblando del susto.
Las autoridades llegaron minutos después y tuvieron que forzar la entrada para verificar la escena. Allí, en medio de un charco de sangre, encontraron a Luisa sin vida. Todo indicaba que había sido degollada con un arma cortopunzante.
Las primeras versiones apuntan a Abraham Díaz, su compañero sentimental desde hace varios años, quien fue visto a las 5 de la mañana saliendo apresuradamente de la casa.
Un vecino relató que lo observó cerrar el candado con nerviosismo. Al preguntarle qué ocurría, el hombre respondió que su hijo se había accidentado y debía salir de urgencia. Minutos después, desapareció.
Luisa y Abraham eran conocidos en el barrio por asistir juntos a la iglesia. Muchos los veían como una pareja tranquila, aunque algunos allegados aseguran que en los últimos meses habían tenido discusiones constantes.
“Ella me contó que estaban mal, que él era muy celoso… pero jamás pensamos que fuera capaz de esto”, relató una amiga cercana.
Luisa Fernanda tenía dos hijos: un joven de 20 años y una adolescente de 16. Se dedicaba a los oficios del hogar y, cuando podía, hacía trabajos informales para ayudar en los gastos. Era una mujer bondadosa, alegre y creyente, de esas que saludan a todo el mundo con una sonrisa.
El crimen ha causado consternación en Caucasia, un municipio que en los últimos años ha visto crecer los casos de violencia intrafamiliar y feminicidios.
“No queremos más Luisa Fernandas, no queremos más madres asesinadas”, dijo entre lágrimas una vecina que encendía una vela frente a su casa.
La Policía Nacional y la Fiscalía General de la Nación adelantan un operativo para capturar a Abraham Díaz, natural del municipio de San Antero (Córdoba). Es considerado el principal sospechoso del feminicidio y su paradero es desconocido desde el día del crimen.
Las autoridades piden a la comunidad que, si tiene información sobre el hombre, se comunique a la línea de emergencia 123 de manera confidencial.
“No descansaremos hasta que este caso no quede impune”, expresó un oficial al frente de la investigación.
El cuerpo de Luisa fue trasladado al Instituto de Medicina Legal para los procedimientos de rigor. Mientras tanto, familiares y vecinos preparan una velatón en su memoria, exigiendo justicia y clamando por el fin de la violencia contra las mujeres.











































