La luna alumbrada sobre la media noche en la Avenida Nutibara con la carrera 65, en el barrio Laureles, cuando un puesto de control de la terminó descubrió a un domiciliario cuando llevaba una pistola con silenciador escondida en su moto.
El hombre, de 43 años, vestía ropa de mensajería y se desplazaba en una motocicleta con actitud sospechosa. Cuando notó la presencia de los uniformados, intentó desviarse para evadir el control, pero los agentes de la Estación de Policía Laureles, que realizaban operativos junto a las secretarías de Seguridad y Movilidad de Medellín, lograron interceptarlo a tiempo.
Durante el registro, los policías encontraron el arma de fuego con diez cartuchos y un supresor de sonido, sin ningún documento que acreditara el permiso de porte.
“El capturado fue dejado a disposición de la Fiscalía General de la Nación por el delito de fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios o municiones”, informaron las autoridades.
El caso encendió las alarmas entre los habitantes del sector, pues se trata de una modalidad cada vez más común: delincuentes que se camuflan como domiciliarios o mensajeros para moverse sin levantar sospechas, llevar droga y cometer delitos en diferentes zonas de la ciudad.
La Policía Metropolitana del Valle de Aburrá señaló que continuará adelantando puestos de control en puntos estratégicos de Medellín para reforzar la seguridad y prevenir este tipo de situaciones.
En esta ocasión, el supuesto repartidor no llevaba pedidos ni domicilios. Lo que transportaba era una pistola con silenciador y la intención de pasar desapercibido. Pero la reacción oportuna de los uniformados le cambió el rumbo: terminó esposado y rumbo a la Fiscalía.

