Dos de sus patrulleros fueron asesinados a sangre fría en el corregimiento de Altamira, zona rural del municipio de Betulia, Suroeste antioqueño. El ataque, según las primeras hipótesis, habría sido ejecutado por integrantes del Clan del Golfo en lo que se presume podría ser un nuevo plan pistola contra la Fuerza Pública.
Las víctimas fueron identificadas como los subintendentes Wilmer Ovidio Gallego Sepúlveda, de 39 años, y Edwin Danilo Chamorro Bastidas, de 32, quienes patrullaban el sector conocido como La Cumbre cuando fueron sorprendidos por sujetos armados que les dispararon con fusiles.
“Los uniformados se encontraban cumpliendo su labor de patrullaje cuando fueron cobardemente atacados. Rechazamos de manera contundente este hecho”, indicó una fuente oficial del Departamento de Policía Antioquia.
El ataque ocurrió hacia las 11:40 de la mañana, en un punto rural rodeado de cafetales y viviendas dispersas, donde la comunidad vive atemorizada por la presencia de grupos armados ilegales que se disputan el control del territorio.
Habitantes del corregimiento relataron que tras los disparos se desató el pánico. Algunos campesinos intentaron auxiliar a los policías, pero ya no presentaban signos vitales. “Fue terrible. Sonaron ráfagas larguísimas y después solo se escuchó el silencio”, contó un testigo.
Tras el crimen, unidades del Ejército Nacional, la Policía Antioquia y la Fiscalía General de la Nación desplegaron un fuerte operativo en la zona para dar con los responsables y garantizar la seguridad de la comunidad.
El hecho revive el temor por la estrategia violenta del Clan del Golfo contra la Policía en distintos municipios del departamento, una práctica criminal que en los últimos años ha cobrado la vida de varios uniformados.
“Nuestros héroes no mueren, son asesinados. No vamos a permitir que el miedo vuelva a apoderarse de los territorios”, expresó un oficial durante el homenaje improvisado que sus compañeros realizaron en Betulia.
Las autoridades departamentales y el Gobierno Nacional condenaron el ataque y enviaron mensajes de solidaridad a las familias de las víctimas.
Este doble homicidio se suma a una ola de violencia que sacude al Suroeste antioqueño, donde las comunidades denuncian extorsiones, enfrentamientos y amenazas constantes. Mientras tanto, el país vuelve a preguntarse hasta cuándo los uniformados deberán seguir poniendo su vida en riesgo por la paz que aún no llega a los campos de Antioquia.

