Los hedores tienen con mareos a sus habitantes desde hace seis años. Algunos no pueden ni comer por los fuertes gases que expulsa la planta de tratamiento de agua de EPM en el barrio Niquía.
Los propietarios de esta zona del Norte del Valle de Aburrá tienen temor porque sus apartamentos o negocios se pueden desvalorizar.
Las directivas de EPM guardan silencio sobre el tema.