Patrulleros fueron a apagar el equipo de una rumba de guaracha en el barrio Manrique San Blas, Medellín, luego de recibir la queja por parte de varias familias porque no podían descansar debido a varios alegatos, peleas y tras escuchar por más de seis horas las vibraciones, en las paredes, de la música a todo “taco”.
Testigos aseguraron que la pelea comenzó, al salir la luz del 11 de septiembre, porque dos de los chicos tenían un ataque de celos debido a que sus chicas los cambiaron por otros pretendientes al tomar un licor muy fino.
Cuando llegaron los uniformados, a controlar el sonido y las discusiones, fueron agredidos por los jóvenes, quienes salieron muy “enfiestados” con chicas exóticas de un “rematadero”.
Las autoridades investigan, paso a paso, los hechos y pidieron prudencia a la hora de tomar.