Un estruendo rompió el silencio de las montañas en el sector de Santa Gertrudis, en la vía que comunica al municipio con Valle de Toledo e Ituango. Lo que parecía otra jornada de patrullaje terminó en tragedia: el sargento segundo César Leonardo Pardo Rojas, un hombre formado para defender a Colombia, cayó víctima de un artefacto explosivo dejado por la guerrilla del Frente 36.
Testigos en la zona hablan de una nube de humo y tierra que cubrió el lugar tras la detonación. Los soldados corrieron desesperados para auxiliar a su compañero, mientras pedían apoyo por radio. “Estaba consciente unos segundos… luego su respiración se fue apagando”, narró un uniformado que presenció el drama.
Aunque fue llevado con urgencia al hospital local, los médicos no pudieron salvarle la vida. El sargento, que había entregado años de servicio a la institución, murió dejando una familia enlutada y una tropa golpeada por la violencia.
Este no es un hecho aislado. Hace apenas unos días, otro soldado profesional fue asesinado y dos más resultaron heridos en combates con ese mismo grupo armado en la región. El miedo se respira en cada camino de estas montañas, donde los campesinos ya no saben si el próximo paso será sobre tierra firme… o sobre una trampa mortal.
Las autoridades advierten que el Frente 36 mantiene sembrados los corredores estratégicos con explosivos, intentando frenar la presencia militar y amedrentar a la población. La guerra silenciosa de las minas antipersonal está de regreso.
La Cuarta Brigada emitió un comunicado lamentando la muerte del suboficial, al que llamó “héroe de la patria”. Se anunció acompañamiento psicológico y jurídico a su familia, además de nuevas operaciones para dar con los responsables. “No descansaremos hasta neutralizar a quienes cometen estas cobardes acciones”, señaló la institución.
Mientras tanto, la comunidad de San Andrés de Cuerquia vive entre el temor y la indignación. Los habitantes piden más seguridad, pues saben que hoy fue un soldado, pero mañana podría ser cualquier campesino que salga a trabajar su parcela.
César Leonardo Pardo Rojas no solo era militar, también hijo, hermano y amigo. Su nombre se suma a la larga lista de hombres y mujeres que han entregado la vida en medio de un conflicto que parece no tener fin.
En Colombia, la guerra sigue cobrando vidas y arrancando lágrimas. Pues en las montañas del Norte de Antioquia, la sangre de un soldado vuelve a recordarnos que la paz aún se siente lejana.


