Con una sonrisa cautivadora y una apariencia que pocos imaginarían ligada al crimen, así operaba alias “Sara Restrepo”, la mujer que según las autoridades usaba el encanto como camuflaje para después cobrar millonarias extorsiones en el norte de Antioquia.
En un operativo de inteligencia realizado en el municipio de La Estrella, Antioquia, el Ejército y la Policía lograron capturarla. La joven, de mirada serena pero con un prontuario temido en Ituango, es señalada de ser parte de la Subestructura 18 del GAO-r, donde trabajaba como mano derecha de alias “Ramiro”, uno de los cabecillas más buscados de la región.
Ocho años en la ilegalidad…
De acuerdo con la investigación, Sara llevaba más de ocho años dentro del grupo armado, donde escaló posiciones gracias a su habilidad para infiltrar, manipular y seducir. Su misión principal era realizar labores de inteligencia y ser la encargada del cobro de extorsiones a la concesión vial que construye la carretera entre El Aro (Ituango) y Puerto Valdivia.
Entre la seducción y la violencia…
Aunque para muchos alias Sara parecía solo un rostro bonito, la realidad es que también estaba ligada a acciones violentas y confrontaciones armadas en las montañas de Ituango, donde la Subestructura 18 mantiene sangrientas disputas con otros grupos ilegales.
Según versiones de desmovilizados, era temida no solo por su inteligencia sino también por su cercanía con alias Ramiro. “Ella sabía moverse, sabía cómo ganarse la confianza de sus víctimas, pero detrás de eso estaba la presión y el terror”, contaron las fuentes militares.
El dato clave que la delató…
El Ejército reveló que su captura se dio gracias a la información entregada por exintegrantes del grupo armado, quienes la delataron y alertaron sobre sus movimientos en el sur del Valle de Aburrá.
Un golpe al corazón de la Subestructura 18…
Con su detención, las autoridades consideran que le dieron un duro golpe financiero y estratégico a la Subestructura 18, organización que durante años sembró miedo en el norte y occidente de Antioquia.
