El pasado 3 de septiembre, a las 9:00 de la mañana, los padres de familia del Centro de Desarrollo Infantil Mi Mundo Feliz, en el municipio de San Andrés de Cuerquia, Norte de Antioquia, recibieron un mensaje de WhatsApp que cambiaría por completo la confianza en la institución donde dejaban a sus hijos.
“Estimadas familias, les extendemos un cordial saludo y les invitamos a una reunión urgente en el CDI hoy a las 3:00 p. m. Debido a situaciones recientes que afectan la seguridad y los derechos de nuestros niños y niñas, es fundamental que estén presentes…”.
El tono urgente encendió las alarmas. Nadie imaginaba la magnitud de lo que estaban a punto de escuchar.
Ese mismo día, en la reunión extraordinaria, las directivas confirmaron lo que hasta entonces era un rumor entre susurros: un padre había denunciado que su hija, de apenas 5 años, mostraba signos de abuso sexual.
La menor fue llevada de inmediato a un centro médico, donde el personal activó el Código Fucsia, protocolo nacional para la atención a posibles víctimas de violencia sexual infantil. La noticia cayó como un balde de agua fría en la comunidad.
“Nos citaron y nos dijeron que lo que estaba pasando era gravísimo… uno no podía creerlo”, contó uno de los padres que estuvo presente en la reunión.
Lo que parecía un caso aislado se convirtió en una pesadilla colectiva.
Las autoridades municipales y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) dispusieron exámenes médicos para todos los niños de la institución. El resultado fue devastador: otras tres niñas y niños, también entre 4 y 5 años, habrían sido víctimas de los mismos abusos.
La Fiscalía General de la Nación identificó a la docente como Luz Ferney Lopera Bedoya. Según el expediente, entre 2024 y 2025 habría abusado de al menos cuatro niñas dentro del centro infantil, sometiéndolas a tocamientos de carácter sexual.
La mujer fue imputada por el delito de acto sexual violento agravado con menor de 14 años. Aunque no aceptó los cargos, un juez le dictó medida de aseguramiento intramural.
En San Andrés de Cuerquia el ambiente es de rabia y dolor. Los padres reclaman respuestas y justicia rápida. “Aquí todos nos conocemos, jamás pensamos que algo así podía pasar en un lugar donde dejamos a nuestros hijos confiados”, dijo una madre, con la voz quebrada.
La alcaldía confirmó que la profesora fue apartada de inmediato de su cargo y que el caso seguirá bajo acompañamiento del ICBF y la Comisaría de Familia.
Este hecho vuelve a poner sobre la mesa una pregunta dolorosa: ¿quién cuida a los niños cuando se vulnera la confianza en los lugares creados justamente para protegerlos?
Mientras la investigación avanza, la comunidad de San Andrés de Cuerquia espera que el caso no quede en el olvido y que la justicia actúe con contundencia.
