Un hombre, con mucha pena, que hasta se tapó la cara, hurtó el celular de un negocio en Medellín. El supuesto cliente, quien parecía muy tímido, aprovechó para ir a averiguar los precios, antes que suban, para estrenar en diciembre. Cuando llegó al local, se le pusieron los cachetes colorados y le habló a una linda chica para que le cotizara unas camisetas.
Preguntó, con la voz quebrantada y quejambrosa, por una talla “M” y luego por una “S”, pidió descuento, “recateó” y cuando fueron a buscarle la medida, vio un dispositivo que alumbraba.
Finalmente, paso a paso, su ojos le brillaron y con las manos en el rostro, tomó el celular y lo guardó en su bolsillo. Fingió una llamada y cuando llegó la dama que lo atendió, rápidamente y a toda velocidad, se despidió porque tenía una urgencia en un centro comercial y escapó con rumbo desconocido.
